El médico recomendará una serie de pruebas para determinar si hay signos de isquemia coronaria. Si la respuesta es positiva, el paciente será sometido a un Cateterismo Cardíaco.
Se hará una pequeña punción en la muñeca, el antebrazo o en la arteria de la ingle a través de la cual se insertará un catéter delgado en el corazón. A través de este examen es posible verificar la existencia de isquemia, evaluar su tamaño y el grado de obstrucción que provoca su presencia. En el mismo procedimiento se evalúa el músculo cardíaco, las válvulas y la aorta, además de la angiografía, cuando sea necesario.
Las obstrucciones leves se tratan con medicamentos y cambios en la dieta para reducir el colesterol. Se consideran importantes las obstrucciones que comprometen el 70% del flujo sanguíneo en un punto o puntos determinados de las arterias coronarias, y graves las que obstruyen más del 80% del flujo sanguíneo.
Luego, el paciente se someterá a una angioplastia coronaria, donde el cardiólogo intervencionista utilizará la misma técnica que el cateterismo cardíaco, pero puede usar un pequeño globo para dilatar una arteria obstruida o proporcionar una pequeña prótesis para expandir las paredes coronarias. Esta prótesis se denomina Stent, que puede ser metálico o polimérico (Stent bioabsorbible), implicado o no en fármacos (Stent farmacológico).
La Angioplastia es un procedimiento consagrado y ampliamente utilizado para salvar a los pacientes víctimas del Infarto Agudo de Miocardio. Además, es una opción para cirugías de revascularización en las que el tamaño de las incisiones varía entre 15 y 30 centímetros y para postoperatorios que requieren cuidados especiales.
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