Neumotórax

El diagnóstico se realiza mediante el examen clínico del paciente cuando el estado ya está más avanzado. En los casos más leves, la presencia de aire se detecta mediante radiografías y tomografías computarizadas.

El tratamiento a veces consiste en observar y esperar a que el cuerpo absorba el aire. En casos graves, como el neumotórax hipertensivo, se utiliza una aguja o un drenaje para eliminar el exceso de aire y salvar la vida del paciente.

Algunas personas pueden tener más episodios de neumotórax y, en algunos casos, la pleura no cicatriza lo suficiente como para detener nuevas fugas de aire. En tales casos, existe indicación para una intervención llamada Pleurodesis y resección de burbujas de enfisema por Videotoracoscopia.

Esta cirugía se realiza mediante técnicas mínimamente invasivas. Se hace una pequeña incisión en el pecho del paciente y se inserta una cámara muy fina. En otra pequeña perforación se introduce el material quirúrgico. Se utiliza un trozo de gasa para frotar la región de fuga, iniciando un proceso inflamatorio que conducirá a la curación del tejido. Para los pacientes que tienen episodios repetidos de neumotórax, se usa un polvo especial para promover la curación. De esta forma, el pulmón se adhiere a la pared torácica de la pleura parietal y se evita un nuevo colapso pulmonar.
Cuando se encuentran burbujas de enfisema en el pulmón, se eliminan en el mismo procedimiento para evitar que vuelva a salir aire.

La seguridad que ofrece este abordaje reduce el riesgo de intercurrencias y la rápida recuperación restablece la calidad de vida del paciente.